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Anaïs
Con qué ternura acaricias mi cabello, con qué entrega absoluta reposo mi cabeza en tu hombro desnudo. La casa nos protege de la noche oscura y la cama nos adentra dulcemente en el océano de lo que somos, de lo que sueño que seamos... Me embriago en el perfume exótico de tu piel, en el rastro intenso
Miguel Máiquez