Obama abre la caja de los truenos de la CIA

Miguel Máiquez, 25/4/2009

«La ver­dad os hará libres», dice San Juan (cap. 8, ver. 32), y así reza tam­bién el lema de la Agen­cia Cen­tral de Inteligen­cia (CIA) de EE UU, graba­do en grandes letras sobre piedra a la entra­da de su cuar­tel gen­er­al en Lan­g­ley, Virginia. 

El lema, que difí­cil­mente resiste la parado­ja de pertenecer a la may­or y más poderosa agen­cia sec­re­ta del mun­do, resul­ta espe­cial­mente rel­e­vante estos días, tras la pub­li­cación, por decisión del nue­vo pres­i­dente de EE UU, Barack Oba­ma, de cua­tro informes en los que se da cuen­ta con todo detalle de tor­turas infligi­das por agentes de la CIA a sospe­chosos de terrorismo.

Los polémi­cos inter­roga­to­rios fueron lle­va­dos a cabo entre 2002 y 2005, durante el Gob­ier­no y bajo la ben­di­ción legal del ante­ri­or inquili­no de la Casa Blan­ca, George W. Bush.

En una de sus primeras deci­siones como pres­i­dente, Oba­ma ordenó pon­er pun­to y final a estas prác­ti­cas, pero tam­bién, y aunque no de for­ma categóri­ca, se ha mostra­do par­tidario de «mirar hacia delante». Eso sig­nifi­ca que las posi­bil­i­dades de que los agentes que tor­tu­raron vayan a juicio son muy pocas.

El lema, pues, y a menos que la pre­sión políti­ca aumente lo sufi­ciente como para que Oba­ma recon­sidere su decisión, parece que va a cumplirse esta vez por com­ple­to: El pueblo está cono­cien­do la ver­dad, y los respon­s­ables podrían quedar libres.

La caja de los truenos, sin embar­go, está abier­ta, y el mate­r­i­al que hay sobre la mesa es lo sufi­cien­te­mente grave como para que no se haya dicho aún la últi­ma pal­abra.

Todas las claves del caso de las tor­turas de la CIA y de otras polémi­cas actua­ciones recientes de la Agen­cia, en 20 pre­gun­tas y respuestas.

1. ¿Quiénes cometieron las torturas y contra quién?

Agentes de la Agen­cia Cen­tral de Inteligen­cia (CIA) de EE UU, en inter­roga­to­rios ‘espe­ciales’ a sospe­chosos de ter­ror­is­mo, la may­oría pre­sun­tos miem­bros de Al Qae­da cap­tura­dos en Afgan­istán e Irak.

2. ¿Cuándo se produjeron?

Entre los años 2002 y 2005, durante la Admin­is­tración de George W. Bush, y en pleno auge de la guer­ra declar­a­da al ter­ror­is­mo por el entonces pres­i­dente de EE UU tras los aten­ta­dos del 11 de sep­tiem­bre de 2001.

A par­tir de 2005 no volvió a autor­izarse el uso de este tipo de méto­dos, pero tam­poco fueron pro­hibidos expresamente.

3. ¿En qué consistieron?

Para con­seguir infor­ma­ción de los detenidos se usaron diver­sos méto­dos, des­de intro­ducir­los en cajas con insec­tos has­ta pri­var­les del sueño has­ta once días segui­dos, pasan­do por man­ten­er­les en habita­ciones oscuras, desnudar­les por la fuerza, colo­car­les en «posi­ciones estre­santes», gol­pearles en el estó­ma­go o abofetearles.

Algu­nas de estas téc­ni­cas eran uti­lizadas por el pro­pio ejérci­to esta­dounidense en entre­namien­tos; otras habían sido empleadas por inter­ro­gadores comu­nistas durante la Guer­ra de Corea.
La prác­ti­ca que ha desa­ta­do una may­or con­tro­ver­sia, no obstante, ha sido la denom­i­na­da «asfix­ia simulada».

4. ¿Qué es la asfixia simulada?

Se inmov­i­liza al detenido atán­do­lo, se le suje­ta la cabeza y se le intro­duce en la boca un trapo o una toal­la, al tiem­po que se le echa agua por enci­ma para que sien­ta que se está ahogando.

Este méto­do de tor­tu­ra había sido uti­liza­do ya por la Inquisi­ción españo­la, y, tras prac­ti­car­lo los japone­ses, persegui­do como crimen de guer­ra por EE UU tras la Segun­da Guer­ra Mundial.

Dos pri­sioneros de Al Qae­da fueron someti­dos a asfix­ia sim­u­la­da en al menos 266 oca­siones.
Tan­to un ex inter­ro­gador de la CIA como el pro­pio Bush o su entonces vicepres­i­dente, Dick Cheney,  han defen­di­do su uti­lización, ale­gan­do que ha ayu­da­do a «sal­var muchas vidas» .

5. ¿Es correcto hablar de «tortura»?

Según señala la ONU en su Con­ven­ción con­tra la Tor­tu­ra (rat­i­fi­ca­da por EE UU), se con­sid­era tor­tu­ra «todo acto por el cual se infli­ja inten­cionada­mente a una per­sona dolores o sufrim­ien­tos graves, ya sean físi­cos o men­tales, con el fin de obten­er de ella o de un ter­cero infor­ma­ción o una con­fe­sión, de cas­ti­gar­la por un acto que haya cometi­do, o de intim­i­dar o coac­cionar a esa per­sona o a otras, o por cualquier razón basa­da en cualquier tipo de dis­crim­i­nación, cuan­do dichos sufrim­ien­tos sean infligi­dos por un fun­cionario públi­co u otra per­sona en el ejer­ci­cio de fun­ciones públi­cas, a insti­gación suya, o con su con­sen­timien­to o aqui­es­cen­cia. No se con­sid­er­arán tor­turas los dolores o sufrim­ien­tos que sean con­se­cuen­cia úni­ca­mente de san­ciones legí­ti­mas, o que sean inher­entes o inci­den­tales a éstas».

La may­oría de los juris­tas entien­den que es cor­rec­to hablar de tor­turas en este caso, espe­cial­mente si ten­emos en cuen­ta que las prác­ti­cas se usaron de for­ma com­bi­na­da y durante lar­gos peri­o­dos de tiempo.

Algunos ex car­gos de la Admin­is­tración Bush, sin embar­go, defien­den las téc­ni­cas y desta­can que los pri­sioneros no sufrían daños pro­lon­ga­dos o irreversibles.

6. ¿Tenían justificación legal?

En prin­ci­pio, no, tan­to según los con­ve­nios inter­na­cionales fir­ma­dos por EE UU como de acuer­do con la octa­va enmien­da de la Con­sti­tu­ción de este país, que pro­híbe expre­sa­mente el tra­to cru­el o inhu­mano a los detenidos.

Los fun­cionar­ios de la CIA, no obstante, realizaron los inter­roga­to­rios sigu­ien­do (o amparán­dose en) una serie ‘nor­mas de uso’ redac­tadas por abo­ga­dos del Depar­ta­men­to de Justicia.

En ellas, como se ha sabido aho­ra con detalle, se especi­f­i­can clara­mente los méto­dos ante­ri­or­mente señalados.

7. ¿Dónde ocurrieron?

En cen­tros secre­tos de deten­ción cono­ci­dos como black sites (sitios negros) y ubi­ca­dos en país­es no iden­ti­fi­ca­dos. En estas cárce­les se retenía a sospe­chosos cap­tura­dos en la «guer­ra con­tra el ter­ror­is­mo» lan­za­da por George W. Bush después del 11‑S.

8. ¿Fueron efectivas?

Los defen­sores de los dere­chos humanos insis­ten en que, en la may­oría de los casos, la tor­tu­ra, aparte de ser inmoral, no con­sigue extraer al pri­sionero infor­ma­ción ver­az o relevante.

Sin embar­go, tan­to el últi­mo ex direc­tor de la CIA, Michael Hay­den, como el vicepres­i­dente en ese momen­to, Dick Cheney, o inclu­so el actu­al jefe de Inteligen­cia de Oba­ma, Den­nis Blair, han recono­ci­do que se obtu­vo «infor­ma­ción muy valiosa».

9. ¿Quiénes eran los responsables?

Como máx­i­mos respon­s­ables últi­mos de las deci­siones ejec­u­ti­vas se encon­trarían el entonces pres­i­dente, George W. Bush, y los entonces direc­tores de la CIA, George J. Tenet (has­ta 2004) y Porter J. Goss (de 2004 a 2005).

El fis­cal gen­er­al del Esta­do (tit­u­lar del Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia) era en esa época John Ashcroft, y al frente del recién crea­do (en 2003) Depar­ta­men­to de Seguri­dad Nacional esta­ba Tom Ridge. Don­ald Rums­feld, con­sid­er­a­do respon­s­able de las tor­turas en Guan­tá­namo por un informe del Sena­do, era el sec­re­tario de Defensa.

Según los informes pub­li­ca­dos aho­ra, Con­doleez­za Rice, que en 2002 era Con­se­jera de Seguri­dad Nacional de la Casa Blan­ca, tam­bién estu­vo de acuer­do con que la CIA uti­lizara «méto­dos alter­na­tivos de inter­roga­to­rio» con los sospe­chosos de Al Qaeda.

Los mis­mos informes citan tam­bién al entonces vicepres­i­dente, Dick Cheney, como uno de los que esta­ban al tan­to de lo que ocurría.

10. ¿Qué ordenó Obama al llegar a la Casa Blanca?

En su segun­do día de tra­ba­jo –el mis­mo en el que dio un pla­zo de un año para cer­rar Guan­tá­namo– Oba­ma fir­mó una orden en la que pro­hibía expre­sa­mente el uso de la tor­tu­ra. Tam­bién ordenó a la CIA que des­man­tele las cárce­les sec­re­tas.

11. ¿Irán a juicio los agentes que torturaron?

Oba­ma ha dicho públi­ca­mente que no perseguirá judi­cial­mente a fun­cionar­ios de la CIA impli­ca­dos en las tor­turas: «Aque­l­los que cumpli­eron con sus obliga­ciones fián­dose de bue­na fe del aseso­ramien­to legal del Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia no serán enjui­ci­a­dos», indicó.

El pres­i­dente, quien, además de pro­hibir­las, ha crit­i­ca­do muy dura­mente las tor­turas, al tiem­po que tam­bién ha mostra­do su «total apoyo la Agen­cia», destacó que EE UU ha atrav­es­a­do por un capí­tu­lo «negro y doloroso» de su his­to­ria, pero insis­tió en que en momen­tos de grandes desafíos y fal­ta de unidad «no se gana nada al inver­tir nue­stro tiem­po y energía en asig­nar cul­pas por lo que pasó».

12. ¿Qué dice la ONU al respecto?

El rela­tor espe­cial de Naciones Unidas, Man­fred Nowak, sostiene que EE UU está oblig­a­do, bajo la Con­ven­ción con­tra la Tor­tu­ra, a proce­sar a aque­l­los que la prac­ti­can, y que la decisión de Oba­ma es, por tan­to, «ile­gal».

13. ¿Y los que legitimaron las prácticas? ¿Serán juzgados?

Con respec­to a los abo­ga­dos que redac­taron los mem­o­ran­dos que per­mitían la tor­tu­ra, Oba­ma ha deja­do, sin embar­go, una puer­ta abier­ta para que sean juz­ga­dos, al decir que, en su caso, «esa es una decisión que ten­drá que tomar el fis­cal gen­er­al (Eric Hold­er, sec­re­tario de Justicia)».

14. ¿Hasta dónde podrían llegar las acusaciones?

Karl Rove, un impor­tante asesor del ex pres­i­dente Bush, dijo a Reuters que «si el Gob­ier­no de Oba­ma insiste en crim­i­nalizar desacuer­dos políti­cos, ¿cómo podrán estable­cer límites sobre a quién se acusa? (…). Todos los que par­tic­i­paron en los pro­ce­sos de inter­ro­gación deberían ser trata­dos igual, incluyen­do a los agentes de la CIA, los médi­cos que super­vis­aron las sesiones de inter­ro­gación y los abo­ga­dos que inves­ti­garon y escri­bieron los memorandos».

La serie de acon­tec­imien­tos, añadió, podría alcan­zar «a las autori­dades de la comu­nidad de inteligen­cia, a los leg­is­ladores en ambos par­tidos y a los fun­cionar­ios del Gob­ier­no de Bush que fueron infor­ma­dos en esos mem­o­ran­dos y los aceptaron».

15. ¿Qué detallas los informes publicados ahora?

Algunos extrac­tos:

  • «Con­sid­er­amos que el uso de la asfix­ia sim­u­la­da rep­re­sen­ta una ame­naza de muerte inmi­nente, que crea en el suje­to la incon­tro­lable sen­sación físi­ca de que el suje­to se está asfix­i­an­do (…). La sen­sación de ahogamien­to es inmedi­a­ta cuan­do se reti­ra el trapo (…). El obje­ti­vo es causar pánico».
  • «Ante la ausen­cia de un pro­lon­ga­do daño men­tal (…) el uso de estos pro­ced­imien­tos no con­sti­tuiría tortura».
  • «Los que con­ducen los inter­roga­to­rios pueden com­bi­nar la asfix­ia sim­u­la­da con el man­ten­er (a los sospe­chosos) de pie con­tra la pared, abofetear­les o gol­pearles en el estómago».
  • «Infor­men a Zubai­da (un sospe­choso de pertenecer a Al Qae­da cuyo miedo por los insec­tos cono­cen los inter­ro­gadores) de que le vais a meter un bicho en la caja en la que está encerrado».

16. ¿Por qué ha decidido Obama sacarlos a la luz?

Según ha expli­ca­do él mis­mo, la Casa Blan­ca decidió pub­licar los informes a peti­ción de un tri­bunal de Cal­i­for­nia, y tras con­sid­er­ar que sería «muy difí­cil» dis­eñar una defen­sa legal efec­ti­va si opt­a­ba por no divulgarlos.

Oba­ma se com­pro­metió, de todos mod­os, a pro­te­ger la inte­gri­dad de la infor­ma­ción clasi­fi­ca­da en el futuro, así como la iden­ti­dad de los fun­cionar­ios de la CIA.

17. ¿Qué consecuencias políticas ha tenido esta decisión?

La decisión de Oba­ma de pub­licar los mem­o­ran­dos secre­tos ha provo­ca­do una tor­men­ta políti­ca en Washington.

Sus com­pañeros del Par­tido Demócra­ta situ­a­dos más a la izquier­da, deseosos de comen­zar a inves­ti­gar las políti­cas de la era de Bush y de sal­dar cuen­tas, crit­i­can la decisión del pres­i­dente de no perseguir a los agentes de la CIA implicados.

Además, dos comités del Sena­do están elab­o­ran­do informes y pidi­en­do una comisión que inves­tigue los abu­sos. Todo ello sin con­tar las críti­cas de la ONU o la pre­sión de orga­ni­za­ciones de dere­chos humanos que han empeza­do a recla­mar los dere­chos de las víctimas.

Mien­tras, en el extremo opuesto los repub­li­canos más con­ser­vadores y ex fun­cionar­ios de la eta­pa Bush (Hay­den, Cheney) le crit­i­can por haber puesto en peli­gro la seguri­dad nacional o por con­tribuir a que se culpe a agentes que «cumplían órdenes».

Dicen asimis­mo que Oba­ma parece estar rompi­en­do el com­pro­miso de mirar hacia ade­lante y no revis­ar el pasado.

18. ¿Hay pruebas visuales de las torturas?

En 2002, la CIA destruyó dos cin­tas de vídeo de inter­roga­to­rios a supuestos miem­bros de Al Qae­da. En una car­ta a sus emplea­d­os, el ex direc­tor Michael Hay­den afir­mó que la Agen­cia infor­mó al Comité de Inteligen­cia del Con­gre­so de las graba­ciones y de que la inten­ción de la CIA era destruirlas.

En una car­ta de los abo­ga­dos del Esta­do a la Unión de Lib­er­tades Civiles Amer­i­canas se infor­ma de la destruc­ción de casi un cen­te­nar de vídeos de interrogatorios.

19. ¿En qué otro escándalo reciente se ha visto envuelta la Agencia?

A finales de 2005, el diario The Wash­ing­ton Post infor­mó de que la CIA man­tenía una red de cen­tros de deten­ción secre­tos para sospe­chosos de ter­ror­is­mo en al menos ocho país­es, entre los que fig­ura­ban Tai­lan­dia, Afgan­istán y algu­nas «democ­ra­cias del Este de Europa».

En los años sigu­ientes se mul­ti­pli­caron las infor­ma­ciones por parte de los medios de comu­ni­cación europeos: dece­nas de aviones de la CIA car­ga­dos con supuestos ter­ror­is­tas detenidos irreg­u­lar­mente habían sur­ca­do el espa­cio aéreo europeo e inclu­so hecho escala en difer­entes aerop­uer­tos del con­ti­nente, en su recor­ri­do hacia país­es donde se prac­ti­ca la tortura.

El escán­da­lo implic­a­ba a un gran número de país­es europeos (14, según el Con­se­jo de Europa), entre ellos España, donde aviones de la CIA habrían uti­liza­do los aerop­uer­tos de Canarias y Balear­es, entre otros, para hac­er escala.

En diciem­bre de 2008, el min­istro de Asun­tos Exte­ri­ores español, Miguel Ángel Morati­nos, rev­eló que el Gob­ier­no de José María Aznar autor­izó las escalas para casos de emer­gen­cia, pero sub­rayó, pese a lo rev­e­la­do por el diario El País basán­dose en un informe secre­to, que esos aviones nun­ca lle­garon a ater­rizar en España.

El asun­to está sien­do inves­ti­ga­do por el juez Ismael Moreno.

20. La CIA, en breve

  • Creación: La CIA fue crea­da el 18 de diciem­bre de 1947 por el pres­i­dente Har­ry S. Truman.
  • Ori­gen: La idea ini­cial era dotar al pres­i­dente de un pun­to de vista elab­o­ra­do por espías, agentes y exper­tos civiles, como com­ple­men­to al de la inteligen­cia militar.
  • Fun­ción: Según el pro­pio organ­is­mo, la CIA es «una agen­cia inde­pen­di­ente den­tro del Gob­ier­no de Esta­dos Unidos, encar­ga­da de pro­por­cionar infor­ma­ción sobre seguri­dad nacional a altos car­gos políti­cos del país».
  • Direc­tor actu­al: Leon Panet­ta, nom­bra­do por Barack Obama.
  • Responde ante: El direc­tor (min­istro) de Inteligen­cia Nacional y el presidente.
  • Número de emplea­d­os: Secre­to. Algu­nas fuentes cal­cu­lan en torno a 20.000.
  • Pre­supuesto: Secre­to. Se esti­ma cer­cano a los 10.000 mil­lones de dólares.
  • Sede cen­tral: Lan­g­ley, Vir­ginia, EE UU.
  • Hitos: La CIA vivió su may­or auge durante la Guer­ra Fría, como con­tra­pun­to a la KGB soviéti­ca y en cri­sis como la de la Bahía de Cochi­nos en Cuba (uno de sus may­ores fra­ca­sos, jun­to a la no pre­ven­ción del 11‑S). Ha esta­do envuelta en pre­siones políti­cas, rev­olu­ciones y der­ro­camien­tos de gob­ier­nos en numerosos país­es (muchos de ellos, durante los años ochen­ta, en Lati­noaméri­ca). Des­de 2001 ha cen­tra­do sus esfuer­zos en la lucha con­tra el ter­ror­is­mo internacional.
  • Pági­na web: www.cia.gov.

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