El fin de 30 años de impunidad: los jemeres rojos, en el banquillo

Miguel Máiquez, 21/2/2009

El siglo XX fue tes­ti­go de la apari­ción del mal abso­lu­to en demasi­adas oca­siones. A las peo­res, las más dev­as­ta­do­ras, se las conoce como geno­cidios. Mil­lones de per­sonas perecieron víc­ti­mas del fanatismo en episo­dios que han queda­do graba­dos ya para siem­pre entre las peo­res pági­nas de la his­to­ria de la humanidad. El holo­caus­to nazi, la Unión Soviéti­ca de Stal­in, el geno­cidio arme­nio, la antigua Yugoslavia de Milo­se­vic, Sier­ra Leona, Ruan­da… y Camboya.

En ape­nas cua­tro años, el rég­i­men de ter­ror de los jemeres rojos, lid­er­a­do por Pol Pot, acabó con la vida de una cuar­ta parte de la población del país asiáti­co (casi dos mil­lones de hom­bres, mujeres y niños) e hizo retro­ced­er el tiem­po var­ios sig­los, con­vir­tien­do Cam­boya en un ais­la­do cam­po de con­cen­tración regi­do por leyes casi medievales.

Muchos de los respon­s­ables de la masacre, inclu­i­do el pro­pio Pol Pot, han muer­to o están a pun­to de hac­er­lo. Algunos con­sigu­ieron inte­grarse en la sociedad y se esfu­maron en el anon­i­ma­to. De otros nada se sabe. Pero cin­co líderes pudieron final­mente ser arresta­dos y aho­ra, tres décadas después de los cam­pos de la muerte, han empeza­do, al fin, a respon­der ante la jus­ti­cia, aunque no sea en las mejores condi­ciones posibles.

Las claves de los jemeres rojos, su ori­gen, su rég­i­men y su caí­da, el pro­ce­so judi­cial, los detenidos y las víc­ti­mas, en 30 pre­gun­tas y respuestas.

ANTES DEL TERROR

1. ¿Quiénes son los jemeres rojos?

Se conoce como jemeres rojos (o khmer rojos, por su tran­scrip­ción fonéti­ca al francés; khmae kro­jom, en cam­boy­ano) a los seguidores e inte­grantes del Par­tido Pop­u­lar Rev­olu­cionario Jemer, o Par­tido Comu­nista Jemer, de Camboya.

La pal­abra khmer, o jemer, equiv­ale a «cam­boy­ano», o «kam­pucheo» (el Impe­rio Jemer, o Impe­rio de Angkor, fue un poderoso reino que se desar­rol­ló entre los sig­los IX y XV, y cuyo ter­ri­to­rio abar­ca­ba la actu­al Cam­boya, Tai­lan­dia, Laos, Viet­nam, parte de Bir­ma­nia y parte de Malasia).

Kam­puchea fue el nom­bre ofi­cial de Cam­boya bajo el rég­i­men de los jemeres rojos, entre 1975 y 1979. Los jemeres rojos empezaron a ser lla­ma­dos así por el rey Norodon Sihanuk, quien, basán­dose en la iden­ti­fi­cación del col­or rojo con el comu­nis­mo, pop­u­lar­izó el nom­bre en los años cincuenta.

2. ¿Cuándo nacieron?

El par­tido Comu­nista de Cam­boya se fundó en 1951, pero fue parte inte­grante del Par­tido Comu­nista de Viet­nam has­ta que se desligó de éste, años más tarde. En 1960 coge las rien­das Saloth Sar, más cono­ci­do como Pol Pot y, ya en los años seten­ta, el movimien­to pasa a lla­marse Par­tido Democráti­co de Kampuchea.

3. ¿Cuál era su ideología?

Los jemeres rojos mezclaron una inter­pretación muy par­tic­u­lar y extrema del maoís­mo con un nacional­is­mo exac­er­ba­do. Sus pilares eran la exaltación del campesina­do, el rec­ha­zo a cualquier influ­en­cia exte­ri­or, espe­cial­mente occi­den­tal (con ideas anti­colo­nial­is­tas propias de las guer­ras de lib­eración nacional, pero lle­vadas has­ta sus últi­mas con­se­cuen­cias), y todo ello en un con­tex­to de dic­tadu­ra exager­ada­mente comu­nista, mil­i­tan­te­mente atea y de par­tido único.

4. ¿Cómo consiguieron el poder?

En 1970, durante la Guer­ra del Viet­nam, el gen­er­al Lon Nol der­ro­ca en un golpe de esta­do al príncipe Norodom Sihanouk e instau­ra una dic­tadu­ra en Cam­boya, alineán­dose con Esta­dos Unidos. Estal­la entonces una guer­ra civ­il, conec­ta­da con la guer­ra en el veci­no Viet­nam, donde com­bat­en los comu­nistas del norte y el Gob­ier­no del sur, apoy­a­do por el ejérci­to estadounidense.

Pero cuan­do, tras su der­ro­ta, EE UU comien­za a reti­rarse de la zona, las guer­ril­las de los Jemeres Rojos, lid­er­adas por Pol Pot (el «Cama­ra­da Uno»), toman la cap­i­tal, Pnom Penh, el 24 de abril de 1975, cam­bian el nom­bre del país por Kam­puchea e instau­ran un nue­vo rég­i­men. Comien­za lo que el pro­pio Pol Pot denom­i­na «Cam­boya Año Cero».

EL TERROR

5. ¿Quién era Pol Pot?

Saloth Sar (1925–1998), más cono­ci­do como Pol Pot, fue el prin­ci­pal líder de los Jemeres Rojos des­de la creación del movimien­to has­ta que murió, en 1998. Pol Pot ha pasa­do a la pos­teri­dad como uno de los prin­ci­pales geno­ci­das de la his­to­ria, ya que fue el máx­i­mo respon­s­able de la muerte de al menos dos mil­lones de personas.

El menor de siete her­manos, Saloth aprendió francés y estudió con la élite católi­ca cam­boy­ana. Tras par­tic­i­par en la resisten­cia anti-france­sa, en 1949 se trasladó a París para estu­di­ar en 1949 y allí se afil­ió al Par­tido Comu­nista. Después de fra­casar en sus estu­dios volvió a Phnom Penh en 1953.

Ya en Cam­boya, colaboró en la fun­dación del Par­tido Comu­nista Cam­boy­ano y creó las guer­ril­las de los Jemeres Rojos, imponien­do sus ideas extrem­is­tas y abier­ta­mente anti-esta­dounidens­es y anti-viet­na­mi­tas a quienes defendían un comu­nis­mo más mod­er­a­do. Numerosos tes­ti­mo­nios le describen como una per­sona amable, caris­máti­ca y encantadora.

6. ¿Cómo fue el «reinado del terror»?

Durante los ape­nas cua­tro años que duró el cono­ci­do como «reina­do del ter­ror» (abril de 1975 a enero de 1979) murieron en Cam­boya cer­ca de dos mil­lones de per­sonas (más de 1.700.000, lo que supone un cuar­to del total de la población del país) a causa de las eje­cu­ciones, la ham­bruna, las enfer­medades y las pur­gas orde­nadas por la cúpu­la jemer.

Encabeza­do por Pol Pot, y con el respal­do de Chi­na, el nue­vo rég­i­men inten­tó ais­lar a Cam­boya de toda influ­en­cia exte­ri­or. Se eje­cutó a los opo­nentes, se abolió el dinero, se pro­hibió el bud­is­mo y cualquier otra religión, y se trans­for­mó la economía.

La deportación de los habi­tantes de las ciu­dades al cam­po fue masi­va, y se colec­tivizó la agri­cul­tura, cen­trán­dose en el arroz (entre 1975 y 1979 Cam­boya se con­vir­tió en el primer pro­duc­tor mundi­al de arroz, mien­tras quienes lo cosech­a­ban morían de hambre).

Los Jemeres abolieron la propiedad y el mer­ca­do, y clausuraron escue­las, hos­pi­tales y tien­das. Los coches fueron errad­i­ca­dos y susti­tu­i­dos por el car­ro de bueyes como vehícu­lo ofi­cial, y se pro­hi­bieron todas las activi­dades de ocio o deportivas.

Todos aque­l­los capaces de hablar un idioma extran­jero, los que tenían estu­dios o inclu­so los que sim­ple­mente llev­a­ban gafas, debían ser «reed­u­ca­dos», y muchos fueron asesina­dos por «con­trar­rev­olu­cionar­ios».

Cen­tenares de niños fueron aparta­dos de su padres (la famil­ia se con­sid­er­a­ba una fuente de indi­vid­u­al­is­mo bur­gués), puestos en manos de la guer­ril­la jemer y, muchos de ellos, con­ver­tidos en delatores.

En los cen­tros de deten­ción, la tor­tu­ra y la pena de muerte se con­vir­tió en un cas­ti­go habitual.

La rev­olu­ción se llevó a cabo en la sel­va, y la pusieron en prác­ti­ca guer­rilleros inco­mu­ni­ca­dos con el resto del mun­do y lid­er­a­dos por un cuadro de man­do implaca­ble y ocul­to, la may­oría de las veces, bajo dis­tin­tos apo­dos o el anonimato.

7. ¿Qué hizo el mundo mientras tanto?

En gen­er­al, la comu­nidad inter­na­cional, en ple­na Guer­ra Fría, y divi­di­da entre el bloque cap­i­tal­ista (EE UU y sus ali­a­dos) y el comu­nista (la URSS y, espe­cial­mente en este caso, Chi­na y su órbi­ta), guardó silencio.

Por otro lado, el rég­i­men ais­ló com­ple­ta­mente el país, no per­mi­tien­do el ingre­so de ningún organ­is­mo extran­jero, con lo que la infor­ma­ción sobre lo que esta­ba ocur­rien­do real­mente no era fácil de obtener.

Al igual que ocur­rió con el rég­i­men de Stal­in, durante años exis­tió con­tro­ver­sia sobre el número de muer­tos o el alcance real del ter­ror, y, al prin­ci­pio, no fueron pocos los par­tidos e int­elec­tuales de izquier­das que man­tu­vieron una pos­tu­ra negacionista.

País­es como Aus­tralia, India o Nue­va Zelan­da realizaron tími­das denun­cias, pero con poco éxito.

8. ¿Qué eran los campos de la muerte?

Las ciu­dades fueron desa­lo­jadas por la fuerza y los cam­boy­anos fueron oblig­a­dos a trasladarse a cam­pos de tra­ba­jo. La población de la cap­i­tal, Phnom Penh, descendió de dos mil­lones a 25.000 en sólo tres días.

Fue en el cam­po, en los cono­ci­dos después como «cam­pos de la muerte», donde se cometieron la may­oría de las eje­cu­ciones, tor­turas y vio­la­ciones de los dere­chos humanos, tal y como demostró después el hal­laz­go de miles de restos de las víc­ti­mas (las famosas imá­genes de pilas de crá­neos enter­ra­dos en el bar­ro y los arrozales).

En gen­er­al, las eje­cu­ciones se llev­a­ban a cabo de for­ma disc­re­ta, y a menudo, para ahor­rar muni­ción, medi­ante un golpe en la cabeza o la horca.

Una jor­na­da habit­u­al se dividía en doce horas de tra­ba­jo físi­co, dos horas para com­er, tres para el des­can­so y la edu­cación, y siete horas de sueño.

El tér­mi­no «cam­pos de la muerte» fue pop­u­lar­iza­do por la pelícu­la sobre el geno­cidio cam­boy­ano del mis­mo nom­bre (The Killing Fields), dirigi­da en 1984 por Roland Jof­fé y que en España se tit­uló Los gri­tos del silencio.

9. ¿Qué era la cueva del agua?

Una gran can­ti­dad de los restos de víc­ti­mas de los jemeres rojos aparecieron en un lugar cono­ci­do como Rung Tik (la Cue­va del Agua), o Rung Khmao (la Cue­va de la Muerte), en las mon­tañas de Kam­pong Tra­ch. La cue­va, que tiene cor­ri­entes de agua sub­ter­ránea, era uti­liza­da como fosa colectiva.

El Gob­ier­no cam­boy­ano recogió gran parte de los restos exis­tentes en toda esta región, pero aún pueden ser encon­tra­dos algunos.

10. ¿Cómo acabó la pesadilla?

La políti­ca hos­til dirigi­da del gob­ier­no por Pol Pot y los con­tin­u­os choques fron­ter­i­zos desem­bo­caron en 1979 en la invasión viet­na­mi­ta de Cam­boya. Los jemeres rojos se reple­garon a la fron­tera con Tai­lan­dia, donde orga­ni­zaron la resisten­cia con­tra el nue­vo régimen. 

Viet­nam se retiró de Cam­boya en 1989, pero los jemeres sigu­ieron cau­san­do daños a la población civ­il en su inten­to por luchar con­tra cualquier fac­ción camboyana.

DESPUÉS DEL TERROR

11. ¿Qué pasó tras la invasión vietnamita?

En 1979 fue estable­ci­da la Repúbli­ca Pop­u­lar de Kam­puchea, gob­ier­no satélite de Viet­nam, y la guer­ra civ­il se pro­longó a lo largo de toda la déca­da de los ochen­ta (EE UU y Chi­na apo­yaron la insur­gen­cia de los jemeres rojos frente al Gob­ier­no pro viet­na­mi­ta y pro soviéti­co). Medio mil­lón de cam­boy­anos pidieron asi­lo en Tai­lan­dia y más de 300.000 acud­ieron a otros país­es, prin­ci­pal­mente Francia.

12. ¿Cuándo y cómo terminó la guerra?

En 1989 el gob­ier­no esta­dounidense pro­movió un gob­ier­no de coali­ción y Sihanouk pasó a ser rey y jefe de Esta­do. En mayo de 1993, y gra­cias a los esfuer­zos de la Naciones Unidas, se cel­e­braron elec­ciones, que los jemeres boicotearon, pese a haber fir­ma­do el trata­do de paz de 1991.

13. ¿Qué fue de los jemeres rojos?

Atrincher­a­dos en un 10% del ter­ri­to­rio cam­boy­ano, los jemeres rojos, ya sin Pol Pot al frente (dim­i­tió como coman­dante en jefe en 1985), con­tin­uaron su lucha con­tra el nue­vo gobierno.

No obstante, a par­tir de 1994, los miem­bros de los dis­tin­tos gru­pos de jemeres fueron inte­grán­dose en la vida social e inclu­so políti­ca del país. Muchos sim­ple­mente deser­taron. En 1995 entre 5.000 y 10.000 guer­rilleros habían aban­don­a­do la organización.

En 1997 la nue­va direc­ción de los jemeres rojos, lid­er­a­da por Khieu Zam­pan, anun­cia­ba la deten­ción de Pol Pot y la inser­ción de la guer­ril­la en la vida civ­il, acatan­do la leg­is­lación internacional.

14. ¿Cómo acabó Pol Pot?

Pol Pot murió en la madru­ga­da del 16 de abril de 1998, en la choza de la jungla cam­boy­ana donde per­manecía bajo arresto, y sin haber sido juz­ga­do. Tenía 73 años. Días después, el gob­ier­no toma­ba el últi­mo bastión guer­rillero y unos 500 jemeres huían a Tai­lan­dia. Otros 4.000 cam­biaron sus uni­formes por los del ejérci­to cam­boy­ano y juraron fidel­i­dad a la Constitución.

Pol Pot no fue el úni­co líder jemer que escapó a la jus­ti­cia. Otros, como Son Sen o Ta Mok, murieron tam­bién antes de sen­tarse en el banquillo.

EL TRIBUNAL

15. ¿Cuándo comenzó el proceso para juzgar a los responsables del genocidio?

En 1997, cuan­do el gob­ier­no cam­boy­ano pidió ayu­da a la ONU para lle­var ante la jus­ti­cia a los ex altos respon­s­ables del rég­i­men jemer rojo. Se crearon entonces las denom­i­nadas Cámaras Extra­or­di­nar­ias de los Tri­bunales de Cam­boya (ECCC, en inglés), com­pues­tas por un tri­bunal y una corte supre­ma, y cuya activi­dad se ini­ció sim­bóli­ca­mente el 3 de julio de 2006.

16. ¿Quién les juzga?

El tri­bunal que juz­gará a los líderes jemeres lo com­po­nen 30 jue­ces y fis­cales (17 cam­boy­anos y 13 de Naciones Unidas), elegi­dos por el Con­se­jo Supre­mo de la Mag­i­s­tratu­ra de Cam­boya. Este tri­bunal es una juris­dic­ción híbri­da que tiene tres lenguas de tra­ba­jo (jemer o cam­boy­ano, inglés y francés), y debe respetar com­ple­jos pro­ced­imien­tos que incluyen las nor­mas internacionales.

Entre los prin­ci­pales país­es que apor­taron dinero para la creación de este tri­bunal fig­u­ran Japón, Ale­ma­nia, Fran­cia, Aus­tralia y Canadá.

17. ¿Por qué se ha visto obstaculizado el juicio?

El pro­ce­so judi­cial se ha car­ac­ter­i­za­do has­ta aho­ra por atra­sos con­tin­u­os y acusa­ciones de ingeren­cia del gob­ier­no cam­boy­ano, así como por roces entre mag­istra­dos nacionales y extran­jeros y difi­cul­tades financieras, todo ello unido a acusa­ciones de corrupción.

Los juicios se han vis­to par­al­iza­dos por dis­crep­an­cias sobre la inte­gración de la ley cam­boy­ana en la leg­is­lación inter­na­cional, las cual­i­fi­ca­ciones requeri­das a los abo­ga­dos de la defen­sa y el papel que deben ten­er las víctimas.Ç

LOS ACUSADOS

18. ¿A quién se va a juzgar?

Por su pre­sun­ta impli­cación en el geno­cidio, están detenidos en los cal­abo­zos del tri­bunal cin­co desta­ca­dos ex miem­bros de los jemeres rojos: el ‘Her­mano número 2’, Nuon Chea (82 años), ideól­o­go y ex bra­zo dere­cho de Pol Pot; el ex min­istro de Rela­ciones Exte­ri­ores, Ieng Sary (83 años) y su esposa, Ieng Thir­it (76 años), el ex jefe de Esta­do Khieu Sam­phan (77 años) y Kaing Guek Eav, alias Duch, que dirigió el cen­tro de deten­ción del Jemer Rojo en Phnom Penh.

19. ¿A quién se ha empezado a juzgar ahora?

A Kaing Guev Ea. Duch dirigió el cen­tro de deten­ción del Jemer Rojo cono­ci­do como S‑21, en la cap­i­tal cam­boy­ana. Allí fueron tor­tu­ra­dos todos aque­l­los a quienes el rég­i­men con­sid­er­a­ba ene­mi­gos políti­cos. Se cal­cu­la que en este cen­tro murieron entre 14.000 y 16.000 hom­bres, mujeres y niños, debido a tor­turas, enfer­medades y eje­cu­ciones. Sólo alrede­dor de media doce­na salieron con vida.

Duch está for­mal­mente acu­sa­do de vio­la­ciones graves de las Con­ven­ciones de Gine­bra (crímenes de guer­ra) y del códi­go penal cam­boy­ano, así como de crímenes con­tra la humanidad que incluyen «homi­cidio, exter­mi­nación, reduc­ción a la esclav­i­tud, encar­ce­lamien­to, vio­lación, per­se­cu­ción por motivos políti­cos y otros actos inhumanos».

«He hecho cosas feas en mi vida», admi­tió Duch, un antiguo pro­fe­sor de matemáti­cas, cuan­do fue des­cu­bier­to en 1999. «Ha lle­ga­do el momen­to de rendir cuen­tas por mis actos».

20. ¿Cómo era el S‑21?

El cen­tro secre­to de deten­ción y tor­tu­ra de los jemeres rojos en Phnom Penh, cono­ci­do como S‑21, fue crea­do en las insta­la­ciones de un antiguo insti­tu­to de enseñan­za. La prisión recibió asimis­mo el nom­bre de Tuol Sleng, que en idioma jemer sig­nifi­ca «col­i­na de los árboles venenosos».

Estu­vo fun­cio­nan­do des­de 1975 has­ta 1979. Ten­hía 1.220 emplea­d­os, incluyen­do 54 inter­ro­gadores. El edi­fi­cio esta­ba rodea­do de val­las elec­tri­fi­cadas y las ven­tanas se cubrieron con bar­ras de hier­ro para evi­tar la fuga de los detenidos. Tras ser tor­tu­ra­dos, los pri­sioneros eran eje­cu­ta­dos en «cam­pos de la muerte» cercanos.

21. ¿Cómo fue detenido ‘Duch’?

Dado por muer­to durante años, Duch fue des­cu­bier­to por un peri­odista grá­fi­co británi­co en 1999 , en el noroeste del país. Se había con­ver­tido al cris­tian­is­mo y tra­ba­ja­ba para orga­ni­za­ciones human­i­tarias cris­tianas. Fue arresta­do y acu­sa­do de genocidio.

22. ¿Qué ha dicho a las víctimas?

Encar­ce­la­do des­de hace 10 años, Duch ha «asum­i­do sus respon­s­abil­i­dades» y ha pedi­do «perdón» a las víc­ti­mas con las que se encon­tró durante la recon­sti­tu­ción ante­ri­or al juicio, según infor­mó su abo­ga­do, quien, por otro lado, ha tacha­do de «ina­cept­able» que su cliente haya esta­do tan­tos años en prisión, esperan­do juicio.

De los cin­co detenidos, Duch es el úni­co que no ha nega­do su vin­cu­lación con las masacres.

EL JUICIO

23. ¿Qué pruebas hay contra ‘Duch’?

La primera sesión del juicio con­tra Duch, cel­e­bra­da el pasa­do día 17, se con­vir­tió en una dis­cusión entre los abo­ga­dos y los fis­cales por la decisión de últi­ma hora de estos últi­mos de uti­lizar un vídeo como prue­ba, roda­do en 1979 por sol­da­dos viet­na­mi­tas durante la invasión.

En la pelícu­la, de siete min­u­tos y en blan­co y negro, apare­cen los cadáveres escuáli­dos de los inter­nos del cen­tro. Algunos de ellos, aún encadenados.

Según la defen­sa, esta pelícu­la debería haber sido inves­ti­ga­da pre­vi­a­mente por los jueces.

Por otra parte, se pre­vé que algunos de los super­vivientes de la prisión asi­s­tirán a la audiencia.

24. ¿Cuándo habrá una sentencia?

Los tes­ti­gos no empezarán a declarar has­ta el mes de mar­zo, que es cuan­do dará comien­zo la parte prin­ci­pal del juicio. El vere­dic­to se espera para el próx­i­mo mes de septiembre.

25. ¿Cuál puede ser la condena?

El tri­bunal ha descar­ta­do la pena de muerte, por lo que, de ser declar­a­do cul­pa­ble, Duch podría ser con­de­na­do a cade­na perpetua.

Fuentes ofi­ciales han señal­a­do a diver­sos medios que el juicio tiene, prin­ci­pal­mente, un carác­ter pedagógi­co y que lo que bus­ca es reforzar la rec­on­cil­iación nacional.

26. ¿Cuándo serán juzgados los demás?

No se sabe aún. Según infor­mó la BBC, abo­ga­dos de dere­chos humanos temen que si el juicio con­tinúa retrasán­dose por difer­en­cias entre los miem­bros cam­boy­anos e inter­na­cionales del tri­bunal, Duch acabe sien­do el úni­co líder de los jemeres rojos rin­da cuen­tas ante la jus­ti­cia. En cualquier caso, las acusa­ciones con­tra los otros cua­tro ex diri­gentes (algunos de ellos, seniles y con la salud muy dete­ri­o­ra­da), serán difí­ciles de probar.

LAS VÍCTIMAS

27. ¿Serán compensadas?

En prin­ci­pio, no recibirán ind­em­niza­ciones, sino sólo una com­pen­sación moral o sim­bóli­ca. Más de 1.300 per­sonas que afir­man haber sufri­do «daños físi­cos o psi­cológi­cos» durante el rég­i­men de los jemeres rojos han pre­sen­ta­do peti­ciones al tri­bunal para par­tic­i­par en los juicios.

Duch ten­drá que afrontar casos como el de Chum Manh, quien aho­ra tiene 78 años. Acu­sa­do de ser espía de la CIA, fue encer­ra­do en una cel­da minús­cu­la, con espa­cio sólo para una cama, enca­de­na­do con gril­letes y tor­tu­ra­do casi a diario. «Una vez me fusti­garon 200 veces con alam­bres elec­tri­fi­ca­dos», afir­ma: «Mataron a mi mujer y mi hijo. Mataron a niños de tan solo meses de edad».

«Este es el día que hemos esper­a­do durante 30 años», dijo Vann Nath, uno de los pocos super­vivientes de la prisión S‑21.

28. ¿Quién fue Dith Pran?

Dith Pran fue un fotó­grafo cam­boy­ano cuyas viven­cias como pri­sionero de los jemeres rojos inspi­raron la men­ciona­da pelícu­la The Killing Fields. Murió en mar­zo del año pasa­do en EE UU, víc­ti­ma de un cáncer.

En 1975, Pran tra­ba­ja­ba como asis­tente e intér­prete para su ami­go el esta­dounidense Sid­ney Schan­berg, entonces cor­re­spon­sal de The New York Times, cuan­do los jemeres rojos tomaron el país.

Las nuevas autori­dades no le dejaron salir del país jun­to a Schan­berg y Pran fue arresta­do. Tras cua­tro años de tor­turas y penal­i­dades, pudo escapar a Tai­lan­dia y, des­de allí, envió un men­saje a su antiguo com­pañero, quien via­jó des­de EE UU para reunirse con él.

EL GENOCIDIO, HOY

29. ¿Qué dicen los camboyanos?

Dece­nas de per­sonas abar­ro­taron la sala donde se cel­e­bra el juicio, muchas de ellas después de pasar toda la noche hacien­do cola para asi­s­tir a la primera sesión.

No obstante, y pese a los esfuer­zos públi­cos por infor­mar a los cam­boy­anos acer­ca del tri­bunal, una reciente encues­ta de Cen­tro de Dere­chos Humanos de la Uni­ver­si­dad de Cal­i­for­nia señala que el 85% de los encues­ta­dos tenían «poco o ningún conocimien­to» sobre el mismo.

«Cuan­do pre­gun­ta­mos a los estu­di­antes acer­ca del geno­cidio de los Jemeres Rojos, no creen en ello y creen que se tra­ta de fic­ción», ha dicho el vicem­i­nistro de Edu­cación de Cam­boya. «Pero aho­ra, cuan­do ven que Naciones Unidas ayu­da a Cam­boya a lle­var a juicio a los jemeres rojos, comien­zan a creérselo».

Más de la mitad de los 14 mil­lones de habi­tantes de Cam­boya nacieron después del fin del rég­i­men jemer.

30. ¿Cómo se recuerda el genocidio en Camboya?

El geno­cidio, que por primera vez ha empeza­do a estu­di­arse ya como tal en los cen­tros de enseñan­za cam­boy­anos, cuen­ta en el país con dos grandes cen­tros de tes­ti­mo­nio históri­co y recuer­do a las víc­ti­mas: Uno es el Museo Tuol Sleng, con­stru­i­do en las insta­la­ciones de la antigua prisión de tor­tu­ra, y que tiene un archi­vo de miles de fotografías de los pri­sioneros, tomadas antes y durante la tor­tu­ra y después de muer­tos. El otro es el lla­ma­do Cen­tro del Geno­cidio, o Memo­r­i­al Choe­ung Ek, situ­a­do a 17 kilómet­ros al sur de Phnom Penh, y donde un tem­plete mar­ca el lugar donde fueron encon­tra­dos 8.000 cadáveres.

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