Las claves del sufragio femenino

Miguel Máiquez, 21/6/2008

Cien años después de que más de 250.000 mujeres exigier­an en las calles de Lon­dres el reconocimien­to del dere­cho al voto femeni­no, la dis­crim­i­nación de la mujer sigue sien­do un hecho diario en todo el mun­do, y al menos 23 país­es mantienen en su leg­is­lación nor­mas dis­crim­i­na­to­rias de todo tipo para las mujeres, según denun­cia Amnistía Inter­na­cional en su últi­mo informe, y en con­tra de la Con­ven­ción de la ONU de 1979 sobre la elim­i­nación de todas las for­mas de dis­crim­i­nación con­tra la mujer.

En Ara­bia Saudí las mujeres siguen sin poder votar. En otros país­es, el dere­cho al voto femeni­no es sólo teóri­co o está lim­i­ta­do a cues­tiones como el niv­el de instruc­ción (en Líbano se exige a las mujeres el cer­ti­fi­ca­do de edu­cación pri­maria, no así a los hom­bres). En Bután, por ejem­p­lo, sólo se per­mitía has­ta hace unos meses un voto por hog­ar, lo que, en la prác­ti­ca, deja­ba siem­pre en manos del hom­bre la decisión de acud­ir a las urnas.

En algunos país­es de Europa, como Suiza o Andor­ra, el dere­cho al voto femeni­no no se recono­ció has­ta los años seten­ta. En Por­tu­gal no fue un dere­cho pleno has­ta 1974. Las jor­danas o las angoleñas tam­poco pudieron acud­ir a las urnas has­ta esta déca­da. En Liecht­en­stein, tam­bién en Europa, has­ta 1984. Las kuwait­íes tuvieron que esper­ar has­ta el año 2005. Las mujeres siguen sin poder votar en país­es, como Brunei y otras monar­quías abso­lutis­tas, en los que tam­poco pueden hac­er­lo los hombres.

«La dis­crim­i­nación –denun­cia Amnistía Inter­na­cional– está en las acti­tudes famil­iares, en la cul­tura y la religión, pero tam­bién en el pro­pio Esta­do. Todavía hay leyes que dis­crim­i­nan a las mujeres frente a los hom­bres. Cuan­do es el Esta­do el que dis­crim­i­na, las mujeres por ley no tienen dere­cho a opinar, a decidir, a tra­ba­jar o a obten­er jus­ti­cia en pie de igualdad».

Éstas son las claves de la lucha por el sufra­gio femenino:

QUÉ

1. ¿Qué se con­mem­o­ra hoy?

El cen­te­nario de uno de los prin­ci­pales momen­tos en la lucha por el voto femeni­no. Hace exac­ta­mente un siglo, el domin­go 21 de junio de 1908, más de 250.000 mujeres proce­dentes de todo el Reino Unido y de Irlan­da se con­gr­eraron en las calles de Lon­dres para exi­gir su dere­cho al voto en una man­i­festación sin precedentes.

Siete colum­nas de man­i­fes­tantes salieron del Roy­al Albert Hall y recor­rieron las prin­ci­pales calles de la cap­i­tal británi­ca has­ta lle­gar a Hyde Park, donde escucharon los dis­cur­sos de varias orado­ras y suscri­bieron una peti­ción al Gob­ier­no para la tramitación urgente de una ley que posi­bil­i­tara el voto de las mujeres. Gra­cias a la bue­na orga­ni­zación y a una gran pres­en­cia poli­cial, la mar­cha tran­scur­rió sin inci­dentes. Sus peti­ciones, no obstante, no fueron escuchadas, y a par­tir de entonces una parte del movimien­to sufrag­ista se rad­i­cal­izó con acciones violentas.

Ese mis­mo año se creó la Liga por la Lib­er­tad de la Mujer y tres mujeres, las her­manas Emme­line y Christa­bel Pankhurst, y Flo­ra Drum­mond, fueron encar­ce­ladas a raíz de una man­i­festación fem­i­nista en Trafal­gar Square.

2. ¿Qué es el sufragismo?

Un movimien­to surgi­do en el siglo XIX con el obje­ti­vo de lograr la ple­na igual­dad de dere­chos entre hom­bres y mujeres en lo con­cerniente al voto. Las primeras sufrag­is­tas se dieron a cono­cer en EE UU, en torno a 1820. El primer país donde las mujeres pudieron votar en igual­dad de condi­ciones que los hom­bres fue Nue­va Zelan­da, en 1893, si bien este ter­ri­to­rio aún era parte del Impe­rio Británi­co . En algunos país­es el sufra­gio femeni­no ha sido aproba­do y revo­ca­do varias veces, y en otros, como EE UU, llegó antes que el sufra­gio uni­ver­sal, por lo que las mujeres pertenecientes a deter­mi­nadas razas sigu­ieron sin poder acud­ir a las urnas.

3. ¿Qué defendían?

Las defen­so­ras del sufra­gio femeni­no lo hacían des­de pun­tos de vista dis­tin­tos. Mien­tras que unas exigían el voto des­de tesis fem­i­nistas, apelando a la igual­dad entre hom­bres y mujeres, otras lo hacían en vir­tud de las teóri­c­as difer­en­cias de carác­ter de las mujeres con respec­to a los hom­bres, en la creen­cia de que el voto femeni­no daría como resul­ta­do leyes más restric­ti­vas en asun­tos como el alco­hol, por ejem­p­lo, o la aten­ción a los niños y a los más nece­si­ta­dos. Otras defendían el dere­cho de las mujeres a ser elec­tas, pero no a elegir.

4. ¿Qué gru­pos se oponían?

El rec­ha­zo al sufra­gio femeni­no tam­bién venía de ambos lados del espec­tro políti­co, des­de los par­tidos más retró­gra­dos, que nega­ban la capaci­dad de la mujer para tomar deci­siones ade­cuadas y reafirma­ban su papel de depen­den­cia con respec­to al hom­bre, has­ta bue­na parte de la izquier­da, que temía que los votos de las mujeres, tradi­cional­mente más lig­adas a la religión, por ejem­p­lo, fuer­an a parar a los gru­pos más conservadores.

QUIÉN

5. ¿Quiénes fueron las fig­uras clave en la lucha por el voto femeni­no en el mundo?

  • Lydia Chapin Taft. La primera mujer que votó legal­mente en EE UU. Lo hizo en 1756, en comi­cios locales.
  • Mary Woll­stonecraft. Figu­ra pio­nera del fem­i­nism­no británi­co, su obra Vin­di­cación de los dere­chos de la mujer (1792), en el que exigía el sufra­gio femeni­no, es uno de los doc­u­men­tos fem­i­nistas más impor­tantes del siglo XVIII.
  • Julia Ward Howe y Lucy Stone. Fun­daron en 1845 la Aso­ciación Amer­i­cana por el Sufra­gio Femeni­no. Tra­ba­jaron tam­bién por el dere­cho de los negros al voto, recor­rien­do todo EE UU.
  • Susan Brownell Antho­ny. Líder del movimien­to esta­dounidense de los dere­chos civiles, durate la segun­da mitad del siglo XIX via­jó miles de kilómet­ros a través de EE UU y Europa (en car­ru­a­jes, vagones, trenes, mulas, bici­cle­tas, dili­gen­cias, bar­cos, trans­bor­dadores, tri­neos) y dio, durante unos 45 años, entre 75 y 100 dis­cur­sos por año sobre el sufra­gio y el dere­cho de la mujer al mismo.
  • Kather­ine Wil­son Shep­pard (1847–1848). Prin­ci­pal rep­re­sen­tante del movimien­to sufrag­ista en Nue­va Zelan­da, que esta­ba inspi­ra­do en las ideas del filó­so­fo británi­co John Stu­art Mill . Gra­cias a su lucha, el entonces ter­ri­to­rio británi­co fue el primero del mun­do en recono­cer el dere­cho de la mujer al voto.
  • Ellen Karoli­na Sofia Key. Escrito­ra y fem­i­nista sue­ca (1849 –1926), fue una gran abo­ga­da del sufra­gio femeni­no y de la lucha por con­seguir un may­or apoyo del Esta­do a la maternidad.
  • Emi­ly Wild­ing Davi­son. Sufrag­ista ingle­sa que, el 4 de junio de 1913, se arro­jó a los pies de uno de los cabal­los que par­tic­i­pa­ban en una car­rera en el hipó­dro­mo de Epsom, ante miles de per­sonas. En su cha­que­ta llev­a­ba la insignia de las sufrag­is­tas. Murió cua­tro días después como con­se­cuen­cia de las heri­das sufridas.
  • Helen Kendrick John­son (1844–1917). Fue la prin­ci­pal y más influyente opo­nente al sufra­gio femeni­no en EE UU. Escribió var­ios libros y defendió ardi­en­te­mente la necesi­dad social de que la mujer ten­ga una fun­ción sep­a­ra­da del hom­bre y cir­cun­scri­ta a la esfera domés­ti­ca. En Gran Bre­taña, los anti­sufrag­is­tas tenían en la antifem­i­nista reina Vic­to­ria su prin­ci­pal referencia.
  • Ralph Wal­do Emer­son. El famoso ensay­ista y poeta esta­dounidense (1803–1882) fue un gran defen­sor del sufra­gio femenino.
  • Roula al-Dashtil. Activista kuwaití y una de las prin­ci­pales defen­so­ras del voto femeni­no en el emi­ra­to árabe, que final­mente recono­ció en 2005 el dere­cho de las mujeres a votar y a ser elegidas.

6. ¿Y en España?

  • Clara Cam­poamor (Madrid, 1888 — Lau­sana, Suiza, 1972). Una de las madres del movimien­to fem­i­nista y sufrag­ista en España, fue tam­bién una de las primeras diputadas en las primeras Cortes de la Segun­da Repúbli­ca. Fue la prin­ci­pal impul­so­ra de la aprobación del sufra­gio uni­ver­sal en España, logran­do el voto femeni­no para las primeras elec­ciones de la Repúbli­ca, así como la primera ley del divorcio.
  • Vic­to­ria Kent (Mála­ga, 1898 — Nue­va York, 1987). Otra de las grandes fig­uras del fem­i­nis­mo español, fue elegi­da diputa­da por el Par­tido Rad­i­cal tras instau­rarse la Segun­da Repúbli­ca, en 1931. No obstante, se opu­so a la con­ce­sión del dere­cho de voto a las mujeres por creer que no era opor­tuno aún, y que lo emplearían en un sen­ti­do con­ser­vador: «Si todas las españo­las fuer­an obr­eras o uni­ver­si­tarias y estu­vier­an lib­er­adas en su con­cien­cia, yo me lev­an­taría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femeni­no», alegó.

CÓMO

7. ¿Cómo se logró el sufra­gio femeni­no en España?

El dere­cho al voto de las mujeres fue aproba­do por las Cortes de la Segun­da Repúbli­ca. Ante­ri­or­mente, en 1907, se habían pre­sen­ta­do, sin éxi­to, las primeras enmien­das al Par­la­men­to solic­itán­do­lo, y en 1924 se llegó a recono­cer el dere­cho al voto de solteras y viudas.

Muchos diputa­dos temían que la mujer, tacha­da de «regre­si­va» y fal­ta de espíritu críti­co, pusiera en peli­gro a la recién naci­da repúbli­ca, pero final­mente, y pese a la división de la izquier­da, el artícu­lo con­sti­tu­cional que con­sagra­ba el sufra­gio femeni­no fue aproba­do el 1 de octubre de 1931.

En esas Cortes sólo había tres mujeres, y fueron pre­cisa­mente dos de ellas (pertenecientes además al mis­mo par­tido, el Rad­i­cal Social­ista), Clara Cam­poamor y Vic­to­ria Kent, las que pro­tag­oni­zaron las pos­turas con­tra­pues­tas: Cam­poamor, a favor del voto femeni­no y Kent, en con­tra . La ter­cera, Mar­gari­ta Nelken, quien temía que las mujeres con­sul­taran a su con­fe­sor antes de votar, tam­bién votó en contra.

«No es cuestión de capaci­dad; es cuestión de opor­tu­nidad para la Repúbli­ca», sos­tu­vo Kent para defend­er la necesi­dad de aplazar el voto femeni­no. Cam­poamor le replicó que «es nece­sario recono­cer a la mujer como ser humano, por pura éti­ca; recono­cer todos sus dere­chos. Tenéis el dere­cho que os ha dado la ley, la ley que hicis­teis vosotros, pero no tenéis el dere­cho nat­ur­al fun­da­men­tal, que se basa en el respeto a todo ser humano. Dejad que la mujer se man­i­fi­este como es, para cono­cer­la y para juz­gar­la; respetad su dere­cho como ser humano».

Las mujeres votaron por primera vez en las elec­ciones de 1933 .

8. ¿Cómo se logró en otros país­es?

  • Aus­tralia. Las mujeres lograron el dere­cho al voto en 1901, un año después que los hom­bres. Los aborí­genes, tan­to hom­bres como mujeres, tuvieron que esper­ar aún varias décadas.
  • Canadá. Las solteras y las viu­das podían votar en Ontario des­de 1884. El sufra­gio femeni­no nacional no se aprobó en el aún dominio británi­co has­ta 1922. En las elec­ciones provin­ciales, las que­be­quenses no lograron el dere­cho has­ta 1940.
  • Fran­cia. El sufra­gio femeni­no fue aproba­do en 1944 por el Gob­ier­no pro­vi­sion­al, en ple­na Segun­da Guer­ra Mundi­al. Las musul­manas de la Argelia france­sa no pudieron votar has­ta 1958.
  • Gre­cia. Has­ta 1952 sólo podían votar las mujeres may­ores de 30 años que supier­an leer y escribir.
  • Suiza. El sis­tema de la democ­ra­cia direc­ta per­mi­tió excluir durante mucho tiem­po a las mujeres de los dere­chos políti­cos, ya que el pueblo elec­toral (mas­culi­no), y no sus rep­re­sen­tantes, tenía la últi­ma pal­abra en cues­tiones leg­isla­ti­vas. Las mujeres sí podían ser elegi­das y votar en algunos can­tones y en elec­ciones locales. En 1968, Gine­bra tenía una alcalde­sa que todavía no podía votar en comi­cios federales.Cuando Suiza acep­tó fir­mar la Con­ven­ción de los Dere­chos Humanos del Con­se­jo de Europa , lo hizo bajo la condi­ción de que la igual­dad jurídi­ca entre sex­os no tuviera vig­or en su ter­ri­to­rio. Ante las protes­tas ciu­dadanas, el Gob­ier­no tuvo que revis­ar su pos­tu­ra y con­vocó un refer­én­dum, en 1971. Dos ter­cios de los elec­tores votaron a favor del sufra­gio femeni­no, que fue aprobado.
  • Reino Unido. Cuan­do en 1913 Emi­ly Wild­ing Davi­son se arro­jó a los pies de los cabal­los para exi­gir el voto femeni­no, hacía 20 años que las sufrag­is­tas cel­e­bra­ban asam­bleas y man­i­festa­ciones por esta causa. Cin­co años más tarde, en 1918, el Gob­ier­no per­mi­tió que votaran las may­ores de 30, un límite que se redu­jo a 21 –el mis­mo de los hom­bres– en 1928.
  • Esta­dos Unidos. A fines del siglo XIX y prin­ci­p­ios del siglo XX, las fem­i­nistas esta­dounidens­es, entre las que destac­aron Susan B. Antho­ny, Lucy Stone y Elis­a­beth Cady Stan­ton, ini­cia­ron una acti­va cam­paña por todo el país para la con­se­cu­ción del sufra­gio. El voto femeni­no fue sien­do aproba­do medi­ante con­sul­tas pop­u­lares en Wyoming (1869), Utah (1870), Col­orado (1893), Ida­ho (1896), Wash­ing­ton (1910), Cal­i­for­nia (1911), Oregón, Ari­zona y Kansas (1912) y Neva­da y Mon­tana (1914). Final­mente, en 1919, el pres­i­dente Wil­son , del Par­tido Demócra­ta, anun­ció per­sonal­mente su apoyo al sufra­gio femeni­no, y en 1920 quedó aproba­da la Enmien­da a la Con­sti­tu­ción que otor­ga­ba el dere­cho de voto a las mujeres.
  • País­es musul­manes. La may­oría reconoce el dere­cho al voto femeni­no, y los que aún no lo hacen (Ara­bia Saudí, Emi­ratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein…) son monar­quías abso­lutis­tas (aparte de ali­a­dos de Esta­dos Unidos y piezas clave en el mer­ca­do inter­na­cional del petróleo). Los primeros país­es musul­manes en recono­cer el sufra­gio femeni­no lo hicieron bajo el comu­nis­mo soviéti­co. En Irán las mujeres pueden votar, pero sufren lim­ita­ciones a la hora de pre­sen­tase como candidatas.

CUÁNDO Y DÓNDE

9. ¿Cuán­do con­sigu­ieron votar las mujeres en sus respec­tivos país­es, en ple­na igual­dad con los hom­bres?
1893. Nue­va Zelan­da.
1902. Aus­tralia.
1906. Fin­lan­dia
1913. Norue­ga.
1915. Dina­mar­ca.
1917. Uruguay, Rusia.
1918. Irlan­da, Polo­nia, Geor­gia.
1919. Islandia, Lux­em­bur­go, Ale­ma­nia, Sue­cia, Holan­da, Azer­baiyán.
1920. Esta­dos Unidos, Aus­tria, Checoslo­vaquia.
1922. Canadá.
1928. Reino Unido.
1929. Ecuador.
1933. España.
1934. Cuba, Turquía.
1935. Sene­gal, Indone­sia.
1937. Fil­ip­inas.
1939. El Sal­vador.
1942. Repúbli­ca Domini­cana.
1944. Jamaica, Fran­cia.
1945. Guatemala, Panamá, Italia.
1946. Trinidad y Toba­go, Alba­nia, Japón.
1947. Bul­gar­ia, Yugoslavia, Argenti­na, Venezuela.
1948. Sur­inám, Rumanía. Bél­gi­ca, Irak, Corea del Sur, Israel.
1949. Chile, Cos­ta Rica.
1950. Bar­ba­dos, Haití, India.
1951. Pequeñas Antil­las.
1952. Bolivia, Gre­cia.
1952. Guyana, Méx­i­co, Líbano.
1954. Pak­istán, Siria.
1955. Hon­duras, Nicaragua, Perú, Cos­ta de Marfil, Viet­nam, Egip­to.
1956. Túnez.
1957. Colom­bia.
1961. Paraguay, Brasil.
1962. Bahamas, Móna­co.
1963. Irán, Kenia, Argelia, Mar­rue­cos.
1964. Belice.
1971. Suiza, Por­tu­gal.
1984. Liecht­en­stein.
1986. Repúbli­ca Cen­troafricana, Dji­bouti.
1990. Samoa.
1994. Suráfrica (las mujeres blan­cas, en 1930).
2003. Afgan­istán.
2005. Kuwait.

POR QUÉ

10. ¿En qué con­tex­to históri­co, económi­co y social con­quis­taron las mujeres el dere­cho al voto?

La incor­po­ración masi­va de la mujer al tra­ba­jo, primero tras la Rev­olu­ción Indus­tri­al en el siglo XIX, y después durante la Primera Guer­ra Mundi­al (1914–1918), orig­inó una serie de cam­bios, tan­to sociales como económi­cos, que con­tribuyeron al auge del fem­i­nis­mo y a una cada vez may­or reivin­di­cación del papel de la mujer en igual­dad de condi­ciones que los hom­bres. A prin­ci­p­ios del siglo XX, por ejem­p­lo, el 70% de las británi­cas solteras de entre 20 y 45 años tenían un tra­ba­jo remu­ner­a­do. Asimis­mo, el número de mujeres no casadas may­ores de 45 años iba en aumen­to des­de medi­a­dos del siglo ante­ri­or, sobre todo entre la clase media. La cre­ciente con­scien­cia de su val­or social fue alen­tan­do las deman­das de las mujeres por su dere­cho al voto.

El movimien­to sufrag­ista surge, pues, en país­es cap­i­tal­is­tas, con clases medias fuertes y prin­ci­p­ios democráti­cos. Los Impe­rios cen­trales (aus­tro-hún­garo, alemán, tur­co) tuvieron que esper­ar has­ta su der­ro­ta en la Primera Guer­ra Mundi­al, y Rusia, a la Rev­olu­ción comunista.

En gen­er­al, en Europa, el movimien­to sufrag­ista fue muy ante­ri­or y mucho más fuerte en los país­es protes­tantes (Reino Unido, Escan­di­navia) que en los católi­cos (España, Por­tu­gal, Italia).

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