Los horrores de Amstetten

Miguel Máiquez, 5/5/2008

El caso de Josef Frit­zl, el elec­tricista reti­ra­do aus­tri­a­co que ha man­tenido encer­ra­dos en un sótano durante 24 años a su hija y a tres hijos que tuvo con ella, ha con­mo­ciona­do a la opinión públi­ca mundi­al. Éstas son 50 claves de lo ocur­ri­do, orde­nadas de la A a la Z.

A

1. Agos­to de 1984. Josef Frit­zl, un elec­tricista aus­tri­a­co de 50 años, encier­ra a su hija Elis­a­beth, de 18, en el sótano de su casa, en Amstet­ten, Austria.

2. Amstet­ten. Local­i­dad aus­tri­a­ca situ­a­da al noreste del país, en la Baja Aus­tria, con unos 22.600 habi­tantes de lengua ale­m­ana. Lugar de nacimien­to de Josef Frit­zl, hace 73 años. En una gaso­lin­era cer­cana, en la autopista de Viena a Salzbur­go, estu­vo tra­ba­jan­do Elis­a­beth a prin­ci­p­ios de los años 80.

3. Abril de 2008. Kris­ten, una chi­ca de 19 años, es traslada­da al hos­pi­tal con sín­tomas de estar grave­mente enfer­ma. Es una de las hijas de Elis­a­beth, que tiene aho­ra 42 años. Kris­ten está incon­sciente, pero tiene con­si­go una nota de su madre en la que pide ayu­da para la joven. Los médi­cos bus­can sin éxi­to el his­to­r­i­al de la paciente. Avisan a la Policía y la his­to­ria sale a la luz: Josef Frit­zl ha man­tenido encer­ra­da a Elis­a­beth durante 24 años y ha tenido siete hijos con ella. Tres de ellos (la propia Ker­stin; Stephan, de 18 años, y Felix, de 5) han com­par­tido cau­tive­rio con la madre, otro murió, y los tres restantes (Lisa, de 15 años; Moni­ka, de 14, y Alexan­der, de 13) vivían con Josef y su mujer, Rose­marie (la madre de Elis­a­beth), en la parte de arri­ba de la propia casa. Rose­marie ase­gu­ra que no sabía nada.

4. Arresto. El pasa­do 27 de abril, la Policía anun­cia la deten­ción de Frit­zl, acu­sa­do de reten­ción ile­gal y abu­sos sex­u­ales. Poco antes, Josef ha lib­er­a­do a su hija y a sus hijos-nietos. El detenido lo con­fiesa todo. Después, decide guardar silen­cio has­ta que se cele­bre el juicio.

5. ADN. Dos días después, la Policía con­fir­ma que las prue­bas de ADN real­izadas a Frit­zl con­fir­man que es el padre de los hijos de Elisabeth.

6. Abu­sos. Elis­a­beth sufrió los primeros abu­sos sex­u­ales de su padre en 1977, cuan­do tenía once años. Des­de entonces fue vio­la­da y gol­pea­da sis­temáti­ca­mente. Pasó los nueve primeros años de su encier­ro en una úni­ca estancia del sótano (has­ta 1993 su padre no orga­nizó otros espa­cios). Los hijos naci­dos en ese tiem­po fueron tes­ti­gos de las vio­la­ciones con­tin­uas. Frit­zl la man­tu­vo esposa­da los dos primeros días de cau­tive­rio, y durante los seis o nueve meses sigu­ientes per­maneció ata­da. La Policía descar­ta que Josef Frit­zl hubiera abu­sa­do de sus hijos.

7. Antecedentes. Frit­zl fue encar­ce­la­do durante 18 meses en 1967 por abusar sex­ual­mente de una joven en Linz (Aus­tria). Tam­bién fue detenido pos­te­ri­or­mente por inten­to de vio­lación y por exhibi­cionis­mo. Además, la Policía inves­ti­ga su relación con el asesina­to, aún sin resolver, de una mujer, Mar­ti­na Posch, hace 22 años.

B

8. Búsque­da. Cuan­do Elis­a­beth fue encer­ra­da en 1984 su madre denun­ció su desapari­ción, pero, al ser may­or de edad, la Policía pen­só que había aban­don­a­do el hog­ar por propia vol­un­tad y dejó de bus­car­la. De hecho, Elis­a­beth fue encer­ra­da por su padre tras volver a su casa después de un primer inten­to de fuga.

9. Bebés. Los tres hijos que vivían con Josef y Rose­marie fueron deja­dos en la puer­ta de la casa poco después de nac­er (en 1993, 1994 y 1997). Fueron adop­ta­dos legal­mente por sus abuelos.

C

10. Car­tas. Frit­zl oblig­a­ba a su hija a escribir car­tas para man­ten­er el secre­to a sal­vo, espe­cial­mente de las posi­bles sospe­chas de Rose­marie. En la primera, de 1984, Elis­a­beth decía que se iba de casa y que no la bus­casen. Los tres niños que fueron apare­cien­do en la puer­ta de la casa pos­te­ri­or­mente iban acom­paña­dos de sendas car­tas de Elis­a­beth en las que ase­gura­ba que no podía cuidarlos.

11. Cuña­da. Chris­tine R., cuña­da de Frit­zl y her­mana de Rose­marie, ase­gu­ra que éste siem­pre humil­ló a su her­mana y mal­trató a sus hijos. Señaló asimis­mo que Josef baja­ba al sótano todas las mañanas, «supues­ta­mente para dibu­jar planos de unas máquinas que quería vender». «A veces pasa­ba toda la noche allí. Aho­ra ya sabe­mos por qué», añadió.

12. Cal­abo­zo. El cal­abo­zo con­stru­i­do en el sótano de su casa por Frit­zl tiene unos 80 met­ros cuadra­dos, y se extendía bajo el jardín de la casa. Se accedía medi­ante una puer­ta corred­era de hormigón de 300 kilos de peso, escon­di­da tras una estantería. Había una escalera de entra­da, un lavadero, dos dor­mi­to­rios de 3 met­ros cuadra­dos y una pequeña coci­na jun­to a un baño. Algu­nas partes del zulo no tenían más de 1,70 met­ros de altura. La ven­ti­lación venía de un tubo.

13. Códi­go. La puer­ta del sótano sólo podía abrirse medi­ante un códi­go secre­to cono­ci­do úni­ca­mente por Frit­zl. El códi­go acciona­ba un motor elec­tróni­co. Frit­zl había acti­va­do un mecan­is­mo para que la puer­ta se abriese sola en caso de que él desapareciese.

14. Con­struc­ción. Frit­zl planeó y con­struyó el cal­abo­zo un año antes de encer­rar allí a su hija, y tras pedir autor­ización para refor­mar el edi­fi­cio. Los planos fueron aproba­dos, pero no incluían las habita­ciones del sótano.

15. Comi­da. Josef se encar­ga­ba de abaste­cer de comi­da y ropa a los encer­ra­dos. Cuan­do se iba de via­je les deja­ba ali­men­tos de reserva.

16. Cien. La Policía pre­tende inter­rog­ar al cen­te­nar de per­sonas que pasaron por la casa durante estos 24 años (Frit­zl alquil­a­ba habita­ciones en la parte de arri­ba). La inves­ti­gación podría alargarse durante al menos dos meses. Los inves­ti­gadores sólo pueden tra­ba­jar en el zulo durante media hora segui­da debido a la fal­ta de oxígeno.

17. Con­de­na. Frit­zl, en prisión pre­ven­ti­va, se enfrenta una posi­ble con­de­na de al menos 15 años de cár­cel si es encon­tra­do cul­pa­ble del car­go de vio­lación, el más grave de sus pre­sun­tos deli­tos, según la ley austriaca.

18. Cóm­plices. Las prue­bas anal­izadas has­ta aho­ra descar­tan que ningún miem­bro de la famil­ia actu­ase como cóm­plice. Pese a que la Policía ha insis­ti­do en que Frit­zl actuó solo, el jefe de la inves­ti­gación declaró que «alguien de la famil­ia debía saber algo». En este sen­ti­do, la revista ale­m­ana Brigitte ase­guró que uno de los hijos que vivían en la parte alta de la casa tenía una copia de la llave que daba al sótano. Alfred Dubanovsky, un hom­bre que estu­vo 12 años alqui­lan­do una habitación en la casa de Frit­zl, ase­guró que vio cómo otro hom­bre entra­ba jun­to a su casero en el sótano. Añadió que este hom­bre era un fontanero, y que le llamó la aten­ción porque él tenía pro­hibido inten­tar entrar en esa parte de la casa.

D

19. Dro­gas. Frit­zl dijo a la Policía que había encer­ra­do a su hija para «pro­te­gerla y man­ten­er­la ale­ja­da de las drogas».

20. Daños. Encer­ra­dos sin luz nat­ur­al y ais­la­dos del mun­do durante toda su vida, los hijos de Frit­zl han desar­rol­la­do diver­sas fobias y miedos. Sien­ten páni­co ante el col­or azul, los tonos de los móviles, el trá­fi­co en la ciu­dad… Además, hablan con gruñi­dos (se comu­ni­can entre ellos con un lengua­je pro­pio) y pre­fieren gatear. El pequeño, de cin­co años, es «ale­gre y vital», y se mostró fasci­na­do al sen­tarse por primera vez en un coche. Los dos may­ores nece­si­tarán al menos ocho años de ter­apia. Los exper­tos han acon­se­ja­do que, por el momen­to, vivan en una casa sin ven­tanas. Los tres, al igual que su madre, tienen prob­le­mas de piel. Kris­ten ha per­di­do casi todos los dientes.

21. Des­mayo. Kris­ten fue traslada­da al hos­pi­tal tras sufrir un des­mayo, con­se­cuen­cia de la enfer­medad que padece. Según algu­nas fuentes, su dolen­cia es típi­ca de los males que puede acar­rear ten­er hijos en una relación inces­tu­osa. Otros medios apun­tan a una infección.

E

22. Enve­jec­imien­to. Elis­a­beth aparenta 20 años más de los que tiene. Tiene el pelo muy blan­co y la piel casi trans­par­ente debido a la fal­ta de luz solar.

F

23. Fotos. Pese a que sí se han divul­ga­do fotografías tan­to de Josef Frit­zl como de Elis­a­beth, las autori­dades aus­tri­a­cas han adver­tido de que cualquier medio que publique imá­genes o detalles ínti­mos de las víc­ti­mas podría ser mul­ta­do con has­ta 20.000 euros. Las autori­dades estu­di­an la posi­bil­i­dad de cam­biar el apel­li­do a las víc­ti­mas para protegerlas.

G

24. Gas. La Policía inves­ti­ga si Frit­zl con­struyó un dis­pos­i­ti­vo para que el zulo se llenara de gas en caso de que a él le pasara algo. Ame­naz­a­ba a los encer­ra­dos con gasear el cal­abo­zo en caso de que inten­taran lib­er­arse, lo que podría explicar, en parte, por qué Elis­a­beth no habría inten­ta­do nun­ca atacarle.

H

25. Hijos. Elis­a­beth tuvo sus siete hijos a lo largo de 14 años. Las condi­ciones en las que tenían lugar los par­tos están sien­do inves­ti­gadas aún. La primera, Kris­ten, nació en 1988, y en 1990 nació Stephan. Lisa y Moni­ka ‘aparecieron’ en la puer­ta de la casa cuan­do tenían nueve y diez meses de edad. En 1996 nacieron geme­los. Uno de ellos murió a los tres días y el otro, Alexan­der, ‘apare­ció’ tam­bién 15 meses después en la puer­ta del domi­cilio. El últi­mo, Felix, nació en 2003. Según la Policía, Frit­zl escogió a los hijos a los que adop­tó por su esta­do de salud y su «incli­nación a llorar».

I

26. Incin­er­a­do. Según declaró Elis­a­beth, el cadáver del geme­lo muer­to fue incin­er­a­do por Josef en el jardín.

27. Impacto social. El caso de Josef Frit­zl ha con­mo­ciona­do tan­to a la local­i­dad de Amstet­ten, ase­di­a­da estos días por cien­tos de peri­odis­tas, como a toda la sociedad aus­tri­a­ca, espe­cial­mente al haberse pro­duci­do ape­nas dos años después de que se conociera el caso de Natascha Kam­pusch, la joven que per­maneció secuestra­da cer­ca de Viena durante ocho años. Algunos medios locales han cues­tion­a­do tam­bién un tipo de sociedad en la que pueden darse casos como éste: «Todo Amstet­ten debería aver­gon­zarse. Los veci­nos cer­raron los ojos» (Oster­re­ich), «La comu­nidad entera debe pre­gun­tarse qué es lo que está pasan­do» (Der Stan­dard). Unas 200 per­sonas se con­gre­garon en la plaza prin­ci­pal de Amstet­ten lle­van­do velas para expre­sar su «ira» y «pro­fun­da tris­teza» por lo ocur­ri­do. «Todos los días pasa­ba por delante de la casa; tenía que haber hecho algo», comen­tó uno de los asistentes.

28. Igno­ran­cia. Elis­a­beth ha excul­pa­do a su madre de su cau­tive­rio y de los abu­sos que sufrió, ase­gu­ran­do que ella no sabía nada. «Nun­ca tuvo nada que ver», señaló.

J

29. Juez. «Todos los pro­ced­imien­tos eran con­tun­dentes, las piezas coin­cidían», declaró el juez Josef Schluegl, quien con­cedió en su día a Frit­zl la cus­to­dia de uno de los niños, sin saber que era en real­i­dad su hijo, tras leer una car­ta en la que Elis­a­beth pedía a sus padres que cuidaran del pequeño y que no inten­taran bus­car­la. «Imposi­ble imag­i­nar que esta­ba secuestra­da y le habían oblig­a­do a escribir­la», añadió.

K

30. Kam­pusch, Natascha. La joven aus­tri­a­ca de 20 años Natascha Kam­pusch, que rea­pare­ció en 2006 tras per­manecer ocho años secuestra­da, anun­ció la donación de 25.000 euros para las víc­ti­mas de Frit­zl. Tam­bién hizo un lla­mamien­to inter­na­cional para recolec­tar dinero para la familia.

L

31. Lin­chamien­to. Frit­zl ha sido ais­la­do en el Cen­tro Pen­i­ten­cia­rio de Sankt Pöl­ten ante el peli­gro de que otros pre­sos puedan lin­char­lo. «Los asesinos y vio­ladores de menores son vis­tos como la escala más baja y deplorable, por lo que sue­len sufrir ataques extremos», man­i­festó Gün­ter Mör­wald, direc­tor de la cárcel.

M

32. Mon­struo. La may­oría de la pren­sa españo­la ha apo­da­do a Josef Frit­zl como «El mon­struo de Amstet­ten». El diario francés Le Figaro habla de «el padre de las tinieblas».

33. May­er, Rudolph. Es el abo­ga­do de Frit­zl. Letra­do famoso en Aus­tria, ase­guró a Der Spiegel que su tra­ba­jo será «mostrar a Josef Frit­zl como un ser humano» tras haber sido pre­sen­ta­do como «un hor­ri­ble mon­struo y un tira­no sex­u­al». «Cuan­do le vi por primera vez me pare­ció un patri­ar­ca con lados buenos y mal­os, roto, muy afec­ta­do emo­cional­mente», manifestó.

N

34. Nazis. La clíni­ca donde se recu­per­an Elis­a­beth y sus hijos, en la local­i­dad de Mauer, tiene tam­bién su pro­pio pasa­do oscuro. Durante la Segun­da Guer­ra Mundi­al, cien­tos de per­sonas murieron aquí víc­ti­mas de prác­ti­cas de eutana­sia lle­vadas a cabo por los nazis, entre 1941 y 1944.

O

35. Otros casos. Lo des­cu­bier­to en Amstet­ten ha traí­do a la memo­ria otros suce­sos seme­jantes, aparte del men­ciona­do de Natascha Kam­pusch. Lydia Gouar­do, una france­sa de 45 años que dijo haber sido vio­la­da y tor­tu­ra­da durante 28 años por su padre, con quien tuvo seis hijos entre 1982 y 1993, ha mostra­do su deseo de cono­cer a Elis­a­beth. Por otra parte, la policía aus­tri­a­ca reabrirá el caso de 64 menores desa­pare­ci­dos en el país, cin­co de los cuales fal­tan de sus casas des­de hace más de 10 años.

P

36. Posch, Mar­ti­na. Fue asesina­da hace 22 años, cuan­do tenía 17. Su cadáver apare­ció en el lago Mond­see y, has­ta aho­ra, el caso aún no se ha resuel­to. La esposa de Frit­zl tenía entonces un restau­rante a oril­las de ese lago, no muy lejos de Amstetten.

37. Propiedades. Frit­zl goz­a­ba de una cómo­da posi­ción económi­ca. Esta­ba reg­istra­do como propi­etario úni­co de seis bienes inmue­bles, repar­tidos en varias local­i­dades de Baja Aus­tria. En la lista fig­u­ran la propia casa famil­iar, tres edi­fi­cios con numerosos aparta­men­tos y locales com­er­ciales, otra casa y un ter­reno, por un val­or esti­ma­do de unos 2.2 mil­lones de euros. En uno de estos solares adquiri­dos por Frit­zl hace ape­nas tres años, había hecho mover dece­nas de met­ros cúbi­cos de tierra.

38. Prisión. En la cár­cel de Sankt Pöl­ten, Frit­zl ocu­pa una cel­da pequeña con una ven­tana por la que entra luz nat­ur­al, con vis­tas a un jardín. Dispone de radio y tele­visión y puede salir a pasear una vez al día.

39. Per­fil. Joseph Frit­zl, de 74 años, elec­tricista reti­ra­do, ha sido descrito por la Policía como una per­sona «muy inteligente». Sus veci­nos le con­sid­er­a­ban una figu­ra respetable den­tro de la comu­nidad. Su cuña­da, no obstante, le cal­i­fi­ca aho­ra de «déspota». Sus veci­nos ase­gu­ran que siem­pre trata­ba de apare­cer bron­cea­do, que coquete­a­ba con las mujeres y que llam­a­ba la aten­ción por la for­ma exager­a­da que tenía de cuidar su jardín. Otros señalaron que gob­ern­a­ba su casa «como un teniente gen­er­al», y que era muy celoso de su pri­vaci­dad. Una ex com­pañera de tra­ba­jo señaló que «siem­pre iba bien vesti­do, como un diplomáti­co». Pertenecía al club de pesca de Amstetten.

Q

40. Que­jas. Algunos de los inquili­nos de Frit­zl se que­jaron de que, con fre­cuen­cia, desa­parecía comi­da del frig­orí­fi­co de la casa. Uno de ellos ase­guró no enten­der­lo, ya que Frit­zl «parecía dis­fru­tar de una bue­na situación económica».

R

41. Reunifi­cación. Todos los hijos de Elis­a­beth (sal­vo Kris­ten, que per­manecía ingre­sa­da) y su madre se reunieron por primera vez el pasa­do 27 de abril, en la clíni­ca donde están reci­bi­en­do tratamien­to. El direc­tor del cen­tro cal­i­ficó de «asom­broso» y «emo­cio­nante» la «facil­i­dad con la que se jun­taron», tan­to los chicos entre sí, como Elis­a­beth con su madre. Rose­marie le dijo a su hija que lo sen­tía y que no tenía «ni idea».

S

42. Sui­cidio. En la prisión, Frit­zl per­manece bajo vig­i­lan­cia las 24 horas para evi­tar que trate de quitarse la vida.

43. Sec­ta. Frit­zl man­tu­vo durante todos estos años la ver­sión de que su hija Elis­a­beth había sido cap­ta­da por una sec­ta, que le oblig­a­ba a deshac­erse de sus hijos. El jefe de la Policía de Baja Aus­tria señaló que «este hom­bre no dejó ningún cabo sin atar con el fin de engañar a su famil­ia, a su esposa, a sus pari­entes, a los niños y a todo el mun­do que le rodeaba».

T

44. Tai­lan­dia. El per­iódi­co sen­sa­cional­ista alemán Bild Zeitung divul­gó un vídeo en el que aparece Frit­zl durante unas vaca­ciones en Tai­lan­dia. Fue graba­do por un ami­go alemán con el que via­jó al país asiáti­co. En el vídeo se puede ver cómo Frit­zl, en bañador, recibe un masaje de una mujer en la playa. En otra esce­na, se dispone a com­er un tro­zo de carne y se le ve de muy buen humor.

45. Tur­is­mo. Las autori­dades aus­tri­a­cas han mostra­do su pre­ocu­pación por el efec­to que pue­da ten­er en el tur­is­mo casos como el de Frit­zl o Kam­pusch. Franz Gross­glock­n­er, respon­s­able del depar­ta­men­to de Tur­is­mo de Aus­tria, man­i­festó a la agen­cia AP: «¿Quién va a quer­er vis­i­tar este país? Por cada cum­bre neva­da mar­avil­losa o cada cat­e­dral ten­emos tam­bién el haber empeza­do una guer­ra mundi­al, ele­gir o admi­tir a xenó­fo­bos como gob­er­nantes, vio­ladores psicó­patas e inces­tu­osos en los titulares…».

U

46. Usurpación de per­son­al­i­dad. En al menos una ocasión, Frit­zl se hizo pasar por su hija Elis­a­beth para anun­ciar por telé­fono a su esposa que había deja­do a uno de los bebés en la puer­ta de la casa.

V

47. Ver­a­no. Frit­zl tenía planea­do acabar con el encier­ro este ver­a­no, según el diario británi­co Dai­ly Mail. Al pare­cer, «ya no aguanta­ba» a su hija, y esta­ba «cansa­do de su doble vida», por lo que había deci­di­do hac­er volver a Elis­a­beth de la supues­ta sec­ta a la que pre­sun­ta­mente se había ido hace 24 años.

W

48. Web. Inter­net está sien­do el medio que está dan­do infor­ma­ción más com­ple­ta y actu­al­iza­da del caso. En www.20minutos.es hay ren­o­vación con­tin­ua con fotos y vídeos.

X

49. X. El caso del ‘mon­struo de Amstet­ten» está lleno aún de inter­ro­gantes e incóg­ni­tas por resolver: ¿Cómo es posi­ble que ningún miem­bro de la famil­ia, espe­cial­mente la esposa de Frit­zl, sospechara nada, ni tam­poco los veci­nos y cono­ci­dos de la pare­ja? ¿Quién cuid­a­ba de los encer­ra­dos cuan­do Frit­zl esta­ba de via­je? ¿Cómo fueron los par­tos en ese zulo? ¿Qué ocur­ría cuan­do alguno de los niños, espe­cial­mente sien­do bebés, caían grave­mente enfer­mos? ¿Cómo jus­ti­fi­ca­ba Frit­zl ante su esposa los gas­tos extra en comi­da, ropa, etc?

Z

50. Zulos. Los sótanos como el que empleó Frit­zl como zulo reci­bieron sub­ven­ciones del Gob­ier­no aus­tri­a­co durante la guer­ra fría para ser usa­dos como refu­gios ante un posi­ble ataque nuclear.

El caso en cifras

  • 1,70 met­ros es la altura máx­i­ma del sótano en el que per­manecieron encer­ra­dos Elis­a­beth y tres de sus hijos.
  • 3 días tenía uno de los siete hijos de Elis­a­beth cuan­do murió.
  • 3 met­ros cuadra­dos mide cada uno de los dos dor­mi­to­rios del calabozo.
  • 5 años tiene el menor de los hijos de Elisabeth.
  • 6 bienes inmue­bles posee Josef Frit­zl en Austria.
  • 7 hijos tuvo Elisabeth.
  • 8 años estu­vo secuestra­da Natascha Kam­pusch, tam­bién en Austria.
  • 8 años de ter­apia, como mín­i­mo, nece­si­tarán los hijos que estu­vieron encerrados.
  • 12 años vivió en la casa uno de los inquili­nos de Frit­zl, sin saber nada.
  • 15 meses tenía Alexan­der, uno de los hijos, cuan­do ‘apare­ció’ en la puer­ta de la casa.
  • 15 años de cár­cel es la con­de­na a la que puede enfrentarse Frit­zl sólo por el deli­to de violación.
  • 18 meses pasó Frit­zl en la cár­cel, en 1967, por abusar sex­ual­mente de una joven.
  • 18 años tenía Elis­a­beth cuan­do fue encerrada.
  • 20 años más de los que tiene aparenta aho­ra Elisabeth.
  • 22 años hace del asesina­to no resuel­to de Mar­ti­na Posch.
  • 24 años ha per­maneci­do encer­ra­da Elis­a­beth. Tres de sus hijos han vivi­do cau­tivos 19, 18 y 5 años respectivamente.
  • 28 años es el tiem­po durante el que la france­sa Lydia Gouar­do fue vio­la­da sis­temáti­ca­mente por su padre, con quien tuvo seis hijos.
  • 42 años tiene actual­mente Elisabeth.
  • 50 años tenía Josef Frit­zl cuan­do encer­ró a su hija.
  • 64 menores han desa­pare­ci­do en Aus­tria en los últi­mos años.
  • 74 años tiene Frit­zl ahora.
  • 80 met­ros cuadra­dos es la super­fi­cie del zulo donde esta­ban encerrados.
  • 200 per­sonas par­tic­i­paron en una vig­ilia de sol­i­dari­dad con las víc­ti­mas en Amstetten.
  • 300 kilos es el peso de la puer­ta de hormigón que daba acce­so al zulo.
  • 20.000 euros de mul­ta por pub­licar fotos de las víctimas.
  • 22.600 per­sonas viv­en en la local­i­dad aus­tri­a­ca de Amstetten.
  • 25.000 euros va a donar Natascha Kam­pusch a las víctimas.
  • 2,2 mil­lones de euros es el val­or aprox­i­ma­do de las propiedades de Fritzl.

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